¿CUÁNDO Y PARA QUÉ ACUDIR A UN TERAPEUTA?

¿QUÉ TIPO DE AYUDA/ACOMPAÑAMIENTO SE OFRECE AQUÍ?

Hay momentos en la vida en los que recurrimos a la ayuda de un profesional, a donde alguien que nos eche una mano, ya que nuestra creatividad o los recursos y estrategias que hasta ese momento hemos desarrollado, no nos resultan suficientes para abordar la problemática que se nos ha presentado: para poder aliviar o superar ese sufrimiento que padecemos , o porque queremos profundizar en el autoconocimiento y crecimiento personal.

La psicoterapia puede ser el camino más apropiado en situaciones como estas, teniendo al terapeuta como apoyo y compañero de camino para avanzar. La situación puede tener que ver con un malestar o un proceso personal, con una situación que se está viviendo en la pareja, con el sufrimiento que estamos padeciendo en el entorno familiar, o con diferentes ámbitos de participación de nuestras vidas o espacios a los que pertenecemos. Depende de todo esto, será más adecuado un tipo de terapia u otra, o lo que en el ámbito de la psicología llamamos un encuadre u otro.

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A la hora de desarrollar mi labor, parto de una visión integradora, situándome profesionalmente en la psicología humanista, y siendo la Terapia Sistémica Constructivista uno de los pilares fundamentales en mi modelo de trabajo. El trabajar desde la Psicología Humanista, supone partir desde una mirada enfocada en la persona, tomando a la persona como un todo, más allá de una suma de sus partes, donde cuerpo y mente están en continúa interacción. Supone poner el acento en la vivencias percibidas por la persona: en eso que piensa, siente, percibe y hace, y en cómo se interrelacionan todas esas facetas. Se centra en la salud más que en la enfermedad, viendo a la persona o al sistema familiar como sujeto o protagonista de su proceso y poniendo la atención en sus necesidades. Toma en cuenta el contexto de la persona o del sistema, los valores, las relaciones y la cultura para poder construir una explicación psicológica, una hipótesis de trabajo con la que poder abordar la situación y acompañarles en el camino a recorrer.

 

A menudo, muchos de nuestros conflictos personales tienen su origen en enredos aún sin resolver vividos en el contexto de nuestra familia de origen. Muchos de ellos se pueden abordar a nivel individual, pero cuando las implicaciones familiares que originaron el conflicto continúan muy presentes, la complejidad resultante conviene abordarla desde una visión sistémica. Por eso precisamente, también en el trabajo que desarrollo en la terapia individual, la mirada sistémica está muy presente.

 

En este modelo de trabajo por tanto, como en cualquier terapia humanista, el o la terapeuta no dirige a la persona, la pareja o a la familia, sino que la acompaña en su proceso de observación, reflexión y cambio, siendo ellos y ellas en todo momento y a lo largo de todo el proceso terapéutico, dueños de sí mismos y de sus decisiones.